Mel y su nuevo amigo |
Tuvimos una mañana muy poco productiva, de la hamaca a la silla y de la silla a la cama, hasta que nos comimos un rico pescado del Mekong que nos hizo revivir. Paseamos entre campos de arroz y fuimos a una terraza preparadas para ver otro atardecer espectacular. Pero no fue así, fue bonito pero del montón.
Mar y los campos de arroz |
Pinchamos en la cena porque todo tenía un sabor raruno, pero unas veces se pierde y otras se gana. Nos fuimos a dormir exhaustas de no hacer nada. Así son las 4000 islas...
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