21 agosto 2013

Día 12: Don Det - Luang Prabang

Después de desayunar: clean de toilet!
El día empezó con uno de nuestros abundantes desayunos que nos preparaba la dueña de nuestro hostel, excelente cocinera. ¿Preparados?: dos huevos fritos con una baguette, té, batido de sandía, ensalada de frutas y para cerrar boca: crepes de plátano y chocolate. En nuestra defensa hemos de decir que nos esperaba un largo día de viaje.


Sobre las once de la mañana tomamos una barca hacia tierra firme, y desde ahí un bus que nos vendieron como Vip y que por la calidad de sus amortiguadores sería una atracción de éxito en Portaventura. Tras cuatro horas en el Vip "Dragon Khan" bus llegamos justas a Pakse para coger el avión hacia Luang Prabang. Tan justas que no pudimos ni negociar un precio justo para que nos llevaran al aeropuerto y terminamos pagando precios de taxi en España por ir un par de kilómetros en una moto con una tabla pegada al lado. ¡Ni tuk-tuk se le podía llamar a eso! Y así, con tan poco glamour y llenas de hollín llegamos las Sinpelas alaaeropuerto de Pakse.

El avión, o avioneta más bien, de Lao Airlines, resultó ser un lujo inesperado, tras tanto bus y tuk tuk decrépito. Estábamos en el avión como cateto a babor, flipando con la comodidad de sus asientos, lo bien que les quedaban los uniformes a las azafatas y cuando nos repartieron una cajita con comida casi se nos saltan las lágrimas de agradecimiento.

Bye bye 4.000 islands!
Todo fue rapidísimo y cuando nos dimos cuenta ya estábamos aterrizando en esta pequeña joyita de ciudad, Patrimonio de la UNESCO. Cogimos un taxi, en ese aeropuerto ha desaparecido el negocio de los tuk tuk, así que no quedaba otra.

Llegamos a la Guesthouse Haolao Backpackers, que estaba bien pero un poco alejada del centro. Nos aseamos ¡por fin! y fuimos al famoso Night Market de la ciudad, el paraíso de la compra artesanal. Aunque hay que decir que se han acostumbrado mucho al dinero fácil del turista y a veces piden precios desorbitados por cosas que no lo merecen sin ningún tipo de rubor ni deseos de negociar el precio. El lema parece ser "si cuela cuela y si no ya se la colaré a otro".
Hello Luang Prabang!

Comimos en el mercado un pescado a la parrilla excelente y barato, eso sí y nos sentamos en una mesa en la calle junto con un israelí que rompió el hielo contándonos un gag de los Monty Pytton. Con una entrada así nos cayó más que bien. Así que tuvimos una animada comida.

Nos despedimos y nos fuimos a dormir, había sido una larga jornada y al día siguiente queríamos cambiar de hostel y además nos reencontrabamos con nuestras chilis, María y Coni.

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