En el bus cama habíamos conocido una pareja de Bilbao, así que decidimos compartir tuk-tuk al centro, ya que la estación de autobuses del norte (Northern Terminal) estaba un poco alejada. Allí los conductores no negocian un pelo: fueron 20.000 por persona, sin importar si llevaba a dos o a seis.
Hoy le pegamos al English Breakfast |
Desayunamos y fuimos caminando bajo el sol abrasador a la oficina de turismo, que resultó que abría en un par de horas, así que nos metimos en un centro comercial donde te morias de frío por el aire acondicionado. Tenía dos plantas cerradas y sólo había movimiento en la zona de las joyas, una planta entera, allí se apiñaban familias enteras en los mostradores probándose sus oros. A nosotras, que si nos das a elegir entre un anillo de rubíes y una sopa de noodles, nos quedamos con la sopa sin dudarlo un segundo, todo ese espectáculo nos parecía curiosísimo.
Mar y el mapa |
Salimos a la calle ya con ganas de un poco de calorcito y en un puesto callejero nos comimos una especie de crepe o tortilla con verduras ¡muy bueno! Contentas por haber acertado con la comida, nos dirigimos una vez más a la oficina de turismo, donde entablamos conversación con un señor japonés muy sociable. Nos dieron el mapa de la ciudad y nos explicaron lo más importante para visitar en Vientiane. Cabe decir que la oficina de Turismo está cerrada los fines de semana y festivos.
Volvimos al hostal admirando los edificios gubernamentales y el palacio presidencial (enormes) además de templos y más templos budistas.
Nos hicimos una siesta que se nos fue de las manos y cuando nos despertamos era ya casi de noche.
¿un pinchito? |
Nunca nos cansamos de probar nuevos sabores |
Una Lao beer y buenas vistas |
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