¿Otro templo? Oh My Buda!! |
En nuestro último día en Laos quisimos darle a la gastronomía todo el protagonismo y organizamos el día alrededor de los ágapes. Bueno, creo que cada día lo hacemos, no sé a qué viene esta introducción.
Para desayunar, a las ocho de la mañana, nos mezclamos con los laosianos y nos metimos entre pecho y espalda una sopa de pollo riquísima. Nos vino muy bien para afrontar la lluvia monzónica que no dejaba de caer desde el día anterior.
A pesar de tener unas bicis fuimos a pie a ver el Ho Phra Kaew, un templo antiguo convertido en museo que no estaba adornado con el típico dorado, cosa que se agradeció a esas alturas del viaje.
Esta comida es como el Ikea: te la montas tú. |
Después quisimos probar esos tés con bolitas que ahora están de moda en España y que en Asia hace tiempo que existen. Nada del otro mundo, las bolas esas son insípidas y te dejan una sensación de hartazgo que no mola.
Modernez indigesta, !nunca mais! |
Ese tren del que no esperábamos nada resultó ser un hit. Se estaba genial con la brisita, vimos un gran atardecer y nos bebimos una Leobeer en el vagón restaurante más animado del mundo. Al rato, montaron las literas y a dormir.
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